domingo, 31 de mayo de 2015

Siempre con tu pataleo de persona grande.

Eres el viento que embiste mis miedos, mis tempestades y mis silencios.
Combates contra mi cobardía, chocas con mi yo del pasado y me pintas el presente de mi color preferido.
Entonces soy libre. Como tú. Que miras al cielo cuando te da la gana y de la manera que te place. Y pienso que es lógico, tienes a tú media vida alli arriba.
Eso si, sabiendo que la tocas siempre que se cumplen tus retos.

Estallo. Y me sueltas. Te rompes y no me cortas. Lloras y sonríes. Me dices que la culpa la tienen mis abrazos. Y yo te digo que no tiene nada que ver. Y tú que si. Y yo qué no.
Siempre con tu pataleo de persona grande.

Y que estalle lo que tenga que estallar, y sueltame las veces que me tengas que soltar. Que yo siempre dire que el sonido de tus pasos antes de darme un beso también es una banda sonora preciosa.

Gritare al sol cada mañana que no me hace falta su luz. Que tengo más desde que eres tú quien baja las persianas por las mañanas.
Susurrare al reloj cada noche que no me hacen falta sus alarmas, que tus mordiscos mañaneros son más exactos que un reloj suizo.

2 comentarios:

  1. Y bendito el día en el que nos cruzamos en el metro y me hiciste saber que escribes tan bien :)

    Un placer leerte

    L

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  2. gracias es maravilloso me encanta leerte... c'est suuuper bravo

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