"La última vez que fui a
un aeropuerto fue para viajar a una cama y bueno allí siempre voy con
sobrecarga. De sueños por conseguir deshacer las maletas de miedos.
Cuando
llego a los aeropuertos me pasa igual que con la vida, nunca se donde está la
salida ni si tú has llegado a pensar como sería la tuya. Conmigo.
Siempre decimos que no entraremos de donde no sepamos salir, pero acaso cuando nos miramos ¿no es justo lo que queremos? Entrar y no saber salir. Salir y querer volver a entrar.
Que ridícula me pareció siempre la idea de querer ser previsores, cuando aquí lo único seguro es que todo se retrasa, que nadie vuela sabiendo a que hora llegará donde brillan menos los insomnios.
Donde el gris y el negro solo son colores que aparecen en las películas de miedo. Que allí donde queremos llegar es impensable que alguien te pinte colores tristes, y así nos pasa que por darnos un golpe ya no vemos colores"
Foto: Paula M. Rivas
Entrar y que no haya salida, eso es justo lo que queremos muchas veces. Tirarnos a un pozo sin fondo. Que todo sea caída. Pero que nunca lleguemos al suelo.
ResponderEliminarMuy muy bonito el texto.
Espero que haya muchos de esos viajes. O mejor, uno sin billete de vuelta.
Un abrazo.
Hay personas que entran en sitios de los que luego no saben salir y que triste. El problema es que la mayoria de billetes que elegimos son de huida y vuelta.
EliminarUn beso, gracias por leerme!!