domingo, 2 de marzo de 2014

Nunca entendiste que hay sitios de los que me fui para no volver jamás.

"Se planto a mi lado en 3 zancadas arrogantes, como si fuese dueña de cada baldosa. No me gustaban los golpes, pero con los de suerte hacia excepciones y ella siempre fue una de ellas, si no de que iba a seguir en mis miedos.

Y allí estaba, delante de mí, quitándome el aire de la misma forma que me quito la vida. Le dije casi sin aliento: “Respira, ya me ahogo yo por ti, por los dos, por lo nuestro” Pero de nada sirvió la proposición, hacia bastante que estábamos con una soga al cuello, sin tocar el suelo, condenados al corredor de la muerte, con la cara roja de todo lo que nos habíamos hecho llorar y desgarrar sin sentido o con “él”, con razón o sin “ella”, pero sin nosotros, sobre todo sin nosotros. Qué vergüenza, tenerte tan cerca y llorarme encima, eso antes no pasaba, no dejabas que ocurriera.

Me dijiste: “No puedo respirar” y no me hizo falta más para entender que ahora ese cambio de aires tan tuyo, seria mío. Nunca entendiste que hay sitios de los que me fui para no volver jamás, y tú eras de uno de ellos"

Mario Carrion

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